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El fútbol según Mortadelo y Filemón

Jesús Castañón Rodríguez

La presencia del fútbol en la historia del cómic en España está llena variadas anécdotas y múltiples matices. El fútbol profesional ha creado personajes específicos para destacar su vertiente económica, social y deportiva: el apostante Quinielo Futbolínez (creado por Peñarroya), los aficionados Casimiro Futbolete y Pepe El Hincha (creados por Raf y Peñarroya) o el colegiado Agapito Silbátez, retratado por Raf.

Y también ha creado situaciones de fantasía para otros personajes no estrictamente futbolísticos, como los gemelos Zipi y Zape o los agentes de la T.I.A. (Técnicos de Investigación Aeroterráquea) Mortadelo y Filemón.

Las gambetas de la risa

Las aventuras que sufren los agentes creados por Francisco Ibáñez, guardan relación con el encargo de velar por la seguridad relativa en grandes acontecimientos. Llevan por la senda de la risa la Vuelta Ciclista a España, los Juegos Olímpicos, la fórmula 1, el deportes extremo y, por supuesto... el fútbol.

La seguridad relativa

Las disparatadas acciones de Mortadelo y Filemón con respecto al fútbol tienen lugar en la Copa del Mundo y también en los Juegos Olímpicos. Desarrollan varias misiones para neutralizar todo tipo de peligros: actos de sabotaje por venganza y por reivindaciones localistas, guerra bacteriológica, espionaje, amenazas nucleares y guerra química.

Los actos de sabotaje ocupan las misiones de los agentes en 1978 y 1982. Así la República Africana del Mondongo desea vengarse con mercenarios en la fase final de la Copa del Mundo de Argentina, tras haberle sido denegada la organización del campeonato. Y cuatro años más tarde, la organización PEPA (Pueblabruta Exige Plena Autonomía) lleva a cabo diversas acciones para conseguir mayor autogobierno, al que finalmente renuncia tras conocer que deberá pagar impuestos. Con críticas a los excesos organizativos en la fase final de la Copa del Mundo de España de 1982, en perjuicio de inversiones básicas como la Sanidad, Mortadelo y Filemón se ven envueltos en situaciones con petardos, bombas, atracos y burros que ponen en riesgo la vida de los prebostes en casas, aeropuertos y hoteles.

La guerra bacteriológica aparece en El balón catastrófico, durante la Copa del Mundo de 1982, que amenaza con convertir a España en un país de burros, tras el robo de un balón que hizo el beduino del desierto Ibrahim Ben Yussuf a Omar-Az-ul y que llegó a España tras un accidente aéreo, pues había sido preparado por los terroristas del Coronel Gamberraffi, de Gibia, para atacar a los Estados Juntitos de Norteamérica. Las constantes confusiones entre los deseos y la realidad llevan a transformarse en asnos a directivos de fútbol, hombres notables, damas de alta alcurnia, aldeanos del pueblo de Valdecascote de la Ciénaga... El gas que contiene el balón genera diversos desastres hasta que logran trapasar el gas de la pelota a una escafandra autónoma preparada para realizar submarinismo.

El espionaje del poderío militar español durante la Copa del Mundo de 1982 ocupa El Mundial 82 bis, gracias a que una selección ha sido suplantada por un combinado de espías. Hecho que obliga a los agentes a recibir clases de fútbol pues jugarán con la Selección para cumplir su misión de contraespionaje, ante la desesperación del seleccionador y del resto de jugadores de España.

Durante los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, el fútbol fue uno de los ámbitos donde la organización TETA (Terroristas Euro Trans Atlánticos) planearon una serie de actos de sabotaje y explosiones de bombas, que fueron neutralizados por los agentes de la TIA.

La amenaza nuclear de un misil que Saddam quiere hacer explotar en uno de los estadios de la Copa del Mundo de 1994, tras sobornar a un jugador para que coloque un reclamo electrónico en la cancha es el eje central de Mundial 94. Tras ser adiestrados con clases de balompié, Mortadelo y Filemón se infiltran en la Selección Nacional para poder vigilar a los contarios. Al final, logran detener al futbolista que lleva el reclamo electrónico y lo trasladan hasta la TIA, con reclamo y todo, desviando la trayectoria del misil polaris hacia la sede de la central de detectives, que salta por los aires hecha añicos.

Posteriormente, disputaron la Copa del Mundo de 1998 en Francia como jugadores de la Selección Española, con la misión de evitar actos de sabotaje de Mongolia, que amenazó con lanzar a los jugadores un virus camelusdromedarius que provocaba locura, miopía, debilidad y violencia. Aunque detuvieron al terrorista mongol, su vigilancia no logró impedir un atentado contra el Presidente de Francia durante el saque de honor ni varios altercados en el palco de autoridades durante la final entre Alemania y Francia.

El desfile de la historia

Las historias deportivas de Mortadelo y Filemón no sólo reflejan la historia futbolística, también son un antídoto contra las grandes palabras de la historia, sus situaciones y principales protagonistas.
En las aventuras de los agentes de la TIA intervienen presidentes del Gobierno de España (Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo-Sotelo, Felipe González, José María Aznar), autoridades mundiales (Clinton, Chirac, Saddam Hussein o el coronel Gamberraffi tras el que se puede adivinar en clave la figura del coronel libio Gadaffi) y diversos momentos de la historia: la dictadura militar Argentina, la España de los primeros años ochenta, el terrorismo internacional, las difíciles relaciones entre Estados Unidos y parte del mundo árabe...

Gracias a los inventos del doctor Bacterio, las risas se convierten en un antídoto frente a los grandes miedos, que son superados de forma disparatada y alegre. Se emplean brebajes que disparan la pierna ante la proximidad de objetos esféricos, que sirven para dar grandes saltos y ganar en el juego aéreo al rival y que ayudan a chutar con más fuerza que nadie. Se recurre a jarabes a base de hormonas de camaleón y sandías. Se utilizan balones teledirigidos, dientes artificiales que disparan rayos descuajaringantes y brazos artificiales devastadores o botas con imanes y borceguíes que son atraídos por el cuero. También aparecen amuletos especiales. Y no se duda en sacar partido a gases que debilitan al contrario o le producen retortijones de efectos inmediatos, aerosoles que les reducen de tamaño y virus malauva para que se peguen los rivales entre sí.

Los ases del fútbol

Las peripecias para garantizar la seguridad de los grandes eventos ha provocado una evolución en la metodología de los detectives de la TIA, con el paso de centrar sus acciones en la grada hasta tener que inflitrarse entre los jugadores de la Selección Nacional Española tras recibir clases de Melanio Perrera en 1982 y Bonito Loro en 1994 así como sufrir el desdén del seleccionador Clemente ante tanta torpeza. Personajes de ficción, tras los que no es difícil ver paralelismos con los entrenadores exitosos del FC Barcelona (Helenio Herrera), del Real Madrid (Benito Floro) y el seleccionador Javier Clemente.

También es posible marcar unas sonrisas con los insólitos rivales de la Selección en las diferentes ediciones de la Copa del Mundo. Y disputa partidos disparatados con Australia, Rusia, Melanesia y Escocia hasta llegar a la final contra Alemania y perder en 1978. Con Honduras, Nueva Zelanda y Rusia en la final, en 1982. Manchuria, Basutolandia, Estados Unidos, Círculo de Países Soviéticos y Reino Unido, en 1994. Y Turquía, Papúa y Banania, en 1998.

Las metáforas delirantes

En el partido del humor, Mortadelo y Filemón patean el lenguaje figurado y sus metáforas delirantes para crear un excelente juego de lenguaje.

Están presentes metáforas del lenguaje futbolístico que son tomadas al pie de la letra por un aficionado, que escucha el encuentro por la radio, y acaba tirando el receptor por considerar que los locutores están chiflados: las calvas en el terreno, el sorteo de campos, avanzar hacia la línea defensiva, el tirofuerte y potente, los medios, mostrar tarjeta, el árbitro castiga al defensa, el juez que se muestra inflexible, el partido en la catedral, el cañonazo a portería, el portero bien situado bajo los palos o hacer cumplir la pena máxima. Y también se registran interpretaciones curiosas de la terminología técnica, como en el caso de las acciones dar un pase por alto (torear un balón con muleta), juego raso (cavar a ras de tierra para hacer pasar la pelota), retener (coger a lazo el balón con una cuerda), bloquear (cubrir la bola en un bloque de cemento) y regatear (discutir con billetes en la mano por un precio más barato para el esférico).

Epílogo

En resumen, las singulares aventuras de Mortadelo y Filemón en el mundo del fútbol son un juego de fantasía para situaciones complejas, para hacer gimnasia humorística con el lenguaje figurado del deporte y para combinar de forma delirante las relaciones lógicas y absurdas hasta provocar la carcajada. Mortadelo y Filemón no son sólo ases del humor, merecen un Balón de Oro.

Bibliografía

IBÁÑEZ, Francisco: Mundial 78. Barcelona: Bruguera, 1978.
- Mundial 82. Barcelona: Bruguera, 1982.
- El balón catastrófico. Barcelona: Bruguera, 1982.
- El Mundial 82 bis. Barcelona: Bruguera, 1982.
- Barcelona’ 92. Barcelona: Ediciones B, 1992.
- Mundial 94. Barcelona: Ediciones B, 1994.
- Mundial 98. Barcelona: Ediciones B, 1998.
- Especial Mundiales. Barcelona: Ediciones B, 1999.
- Mortadeloyfilemon.com
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Cómo se cita este artículo

CASTAÑÓN RODRÍGUEZ, Jesús: “El fútbol según Mortadelo y Filemón”. Idioma y deporte [en línea].15 de noviembre de 2001, número 23. [Consultada: 15 de noviembre de 2001]. Disponible en Internet: <http://www.idiomaydeporte.com/mortadelo.htm> ISSN: 1578-7281.