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Palabras en juego


Escaques y sillas

Jesús Castañón Rodríguez

Del 27 de septiembre al 16 de octubre, se celebra en el Hotel Internacional Potrero de los Funes (San Luis, Argentina) el Campeonato del Mundo de Ajedrez. Es la sexta vez que este torneo se disputa en Iberoamérica, tras haber acogido ediciones anteriores La Habana en tres ocasiones, Buenos Aires y Sevilla. Y sólo ha sido ganado por un iberoamericano: el cubano José Raúl Capablanca en 1921.

Es un mundo sutil, para pensar y jugar con naturalidad, sobre el que ha realizado una gran divulgación el recientemente fallecido Román Torán. Y se ha convertido en un gran tablero para los triunfos de una generación, desde edad infantil: Andrea Carracedo, Alicia Guerrero, Marcos Llaneza, Javier Recuero, Alexandra Suárez...
A lo largo de las partidas se presenta un mundo en tres fases ("apertura", "medio juego" y "jaque") en el que diversas piezas son desplazadas para proteger al "rey": "alfil", "caballo", "peón", "reina" y "torre".

En los sesenta y cuatro "escaques" (casillas) del tablero se pueden disfrutar acciones como la "clavada" (para inmovilizar una pieza que defiende a otra de mayor valor), el "enroque" (intercambio de posición entre el rey una torre), el "gambito" (la pérdida de una pieza para obtener una ventaja), la "retirada" (desplazamiento a casillas libres para evitar la captura de una pieza)...

Más allá de las partidas individuales, múltiples y los campeonatos por Internet este deporte alcanza, según Sergio Quiroga, director del Centro de Estudios Olímpicos José Benjamín Zubiaur, una dimensión social y económica que crea modelos empresariales basados en el equilibrio entre intuición y análisis.

Aunque dispute una partida con "Azul Intenso (Deep Blue)", la computadora que calcula millones de jugadas por segundo, se enfrenta a un mundo de pasión y tensión emocional. Es el caso de Garry Kasparov, que en 1987 no se encontraba cómodo con el asiento que le asignaron y recorrió toda la capital hispalense hasta encontrar una butaca. "El que se fue a Sevilla, perdió la silla" decía el refrán, pero tras su triunfo en ese campeonato mundial bien podría ser: "Quien juega en Sevilla, encuentra una silla".

Publicado en La Nueva España, Oviedo, 10 de octubre de 2005.