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Palabras en juego


Fútbol con fatatas

Jesús Castañón Rodríguez

Ayer terminó la primera vuelta del campeonato de Liga, una temporada que, para el lenguaje periodístico, viene marcada por la fórmula del "fútbol con fatatas". Un estilo libre indirecto de narrar las cosas, que realiza Andrés Montes a partir de juegos con asociaciones de palabras y situaciones.

Cuenta los partidos con referencias culturales de masas. Películas como "Abre los ojos" y "Paseando a Miss Daisy" hablan, respectivamente, de jugadores espabilados y equipos que ganan con claridad un encuentro.

La música convierte en "Estopa mix" al jugador que se aplica excesivamente en el juego defensivo, en "Cucurrucucú, paloma" el vuelo de un portero de poste a poste o en "Viaje con nosotros" al futbolista que ha ido de un equipo a otro, sin parar, en su vida profesional. Y si se presenta una situación confusa en la que nadie sabe qué hacer con el balón, entonces surge la melodía de un "¿Dónde están las llaves, matarile rile-rile?" o su variante "¿Dónde están las llaves, Salinas?".

Los rasgos físicos o del juego dan paso a clasificaciones como los "Amarrategui blues" para los esquemas de juego ultradefensivos y los futbolistas "Cristal de Bohemia" por su facilidad para sufrir lesiones. El trabajo de equipo, la labor de conjunto que no luce de cara a la galería o la gran jugada individual que termina en tanto pasan a ser, respectivamente, la "construcción", la "albañilería" y el "bricolaje".

Según declaraciones del propio Andrés Montes, el "Tiki Taka" surgió de casualidad en un partido amistoso para el Mundial de 2006 y las Fatatas en un encuentro del sábado, cuando comentó al exsportinguista Julio Salinas, que estaba tomando una bolsa de patatas fritas, que la F de Fútbol lo invadía todo.

Esta forma de hacer ya existía en los titulares de las crónicas escritas de los años sesenta, pero la aportación del inventor del término "jugón" como alternativa en castellano al "crack", ha sido traspasar este estilo festivo desde el baloncesto al fútbol para atender a las ganas de diversión de una audiencia, no especializada en deporte, que sintoniza el partido para que la vida pueda ser maravillosa.

Publicado en La Nueva España, Oviedo, 22 de enero de 2007.