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Palabras en juego


Rulos y rabiones

Jesús Castañón Rodríguez

Los pasados días 15 y 16 de octubre se disputó en Perth (Australia) el Campeonato del Mundo de Maratón de Piragüismo. Una aventura contra el agua y el viento para la expedición dirigida por el presidente del Comité Nacional de Maratón, Pedro Alegre, y en la que Manuel Busto y Joaquín Nachón han luchado por evitar la "deriva" (desviación del rumbo) y la "escora" (inclinación hacia un lado) entre "corrientes", "estrechamientos", "presas", "rabiones" (tramos de corriente rápida), "rulos" (olas altas capaces de detener o volcar la piragua)...

El piragüismo ha sabido crecer lingüísticamente hasta recibir el castellano la consideración de idioma oficial por la Federación Internacional de Piragüismo en otoño de 2004, gracias al esfuerzo de numerosas generaciones que han trabajado con ritmo la "pala" con su "pértiga", "cuello", "hoja" y "cuchara".

Asturias es una gran potencia en este deporte. En el agua, gracias a la interminable tradición de palistas como Luis García Blanco, Fran Llera, Herminio Menéndez, Joaquín Tuya... o los recientemente galardonados con la Medalla del Comité Olímpico Español Manuel Busto, Maribel García, Javier Hernanz y Jana Smidakova.

Y fuera del agua, con dirigentes y organizadores, como el inolvidable Dionisio de la Huerta, y con las palabras y los relatos de periodistas como Luis Fernández, Emilio López Tamargo, Carmen Menéndez... que transmitieron alegrías en pioneras transmisiones radiofónicas y televisadas o realizaron una labor de difusión merecedora del Premio Nacional de Medios de Comunicación de la Federación Española de Piragüismo.

Travesías, ascensos y descensos por rías, embalses y ríos han creado fiestas populares de interés turístico y han llenado las conversaciones de "bac" (paso en zigzag de una orilla a otra para evitar ser desplazado río abajo), "esquimotaje" (recuperación de la posición de la embarcación tras un vuelco), "porteo" (transporte de la embarcación fuera del agua dentro de los límites del cauce del río), etc.

Gracias al lenguaje del piragüismo se puede "ir a la ola" (avanzar aprovechando la onda de otra embarcación que va delante) y conseguir el milagro de entrar en la "bañera" (hueco de la piragua en el que se sienta el palista) sin mojarse.

Publicado en La Nueva España, Oviedo, 17 de octubre de 2005.