Un siglo de información deportiva

Jesús Castañón Rodríguez

Este año se celebra el centenario de "El Mundo Deportivo", el segundo diario deportivo más antiguo de Europa tras el italiano La Gazetta dello Sport.

Apareció como semanario en 1906 y se transformó en diario en 1926 y se convirtió pronto en una referencia. De sus tertulias a las cinco de la tarde con periodistas pasó a promover y publicitar el deporte. Jugó en canchas y despachos para contar historias, crear espacios de expansión afectiva, promover todo tipo de competiciones, participar en juntas directivas, favorecer iniciativas sociales y suscripciones populares…

Convirtió los sueños de su audiencia en un punto de encuentro de las palabras. Con grandes dosis de espíritu, ganas y actitud, hizo comprensibles al gran público términos de procedencia lejana. Dio voz a los protagonistas al ser el primero en incluir las declaraciones de los vestuarios. Puso nombre a la ilusión de los lectores, como el empleo del término "Dream Team" para referirse al FC Barcelona de la etapa de Johan Cruyff como entrenador y al reciente vencedor en la Liga de Campeones.

Y desarrolló una amplia, aunque poco conocida, labor en favor del lenguaje deportivo y su constante mejora gracias a la preocupación de varios directores. Así, José Luis Lasplazas publicó la "Enciclopedia de los deportes" en 1959. Entre 1968 y 1992, Juan José Castillo, colaboró en la obra enciclopédica "El deporte" y participó en la reflexión sobre neologismos y extranjerismos que promovió la Agencia Efe para una correcta difusión de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Y ya bajo el mandato de Santi Nolla, surge el primer libro de estilo de un diario deportivo, en 1995, con el fin de establecer criterios en el uso de léxico, abreviaturas, topónimos, tratamiento de extranjerismos… en los tiempos de adaptar la escritura a las exigencias de las nuevas tecnologías.

El siglo de "El Mundo Deportivo" es una historia de emociones. Constituye una carrera de relevos para conseguir una forma de contar noticias a la que pueda acceder toda clase de lectores. Y además es el éxito de generaciones anónimas de redactores que han logrado la plusmarca de relatar todo tipo de hazañas sin descuidar las normas básicas del lenguaje.

Publicado en La Nueva España, Oviedo, 22 de mayo de 2006.